El historicismo, también denominado romanticismo, fue un
estilo arquitectónico desarrollado entre finales del siglo XIX y principios del
XX. Este particular estilo concentraba todos sus esfuerzos en recuperar la
arquitectura de tiempos pasados, imitando estilos arquitectónicos de otras
épocas e incorporándole algunas características culturales propias del tiempo
moderno y el país donde estaban ubicadas las construcciones. Por otra parte, un
estilo muy parecido al historicismo y que tiende a ser confundido con este,
denominado ecléctico, se dedicaba a mezclar estilos para dar forma a algo
totalmente nuevo.
Podemos destacar diversas corrientes historicistas, como la
neobizantina, neomudéjar, neobarroca, neogótica, neoclásica, neoegipcio,
neogeorgiana y la neocolonial. A continuación describimos las más importantes,
y las que más edificaciones influenciaron;
Westminster Palace, Londres (ING)
Corriente neogótica del historicismo.
El neogótico se desarrolló principalmente en las islas
británicas y fue la que más auge alcanzó en Europa; el mejor ejemplo de este
estilo es el Palacio de Westminster (Parlamento británico), proyectado por A.
W. Pugin y Charles Barry. También tuvieron mucha importancia algunas variantes
orientales de este mismo estilo, como elneogótico-indio, dentro del cual
podemos destacar el Pabellón Real de Brighton, obra de John Nash. Varios de los
conocidos castillos campestres de los nobles británicos de la época también
pertenecen a este estilo.
Plaza de Toros, Madrid (ESP)
Ejemplo del historicismo neomudéjar.
En España, destacó la corriente neomudéjar, como expresión
de un estilo propio y nacional. Arquitectos como Emilio Rodríguez Ayuso o
Agustín Ortiz de Villajos vieron en el arte mudéjar algo únicamente español y
empezaron a diseñar edificios utilizando rasgos del antiguo estilo, entre ellos
las formas abstractas de ladrillo y los arcos de herradura. Ejemplos de esta
corriente son la Plaza de Toros de Goya, en Madrid, de Rodríguez Ayuso y
Álvarez Capra; la Estacion de Trenes de
Toledo, de Narciso Clavería; la Casa de Correos y telégrafos de Málaga y el
Pabellón Mudéjar, en Sevilla.
Palacio de Ópera Garnier, París (FR).
Neobarroco, dentro del historicismo.
La corriente historicista del neobarroco tuvo tierra fértil
en la ciudad de París, pues su reconstrucción coincidió con el auge de este
estilo arquitectónico. Se utilizó especialmente para los teatros, ya que el
barroco en el que estaba inspirado había contribuido a un florecimiento de las
artes escenográficas en Francia. En Austria en cambio, el uso de esta corriente
tiene una connotación patriótica, ya que se relaciona íntimamente con el
florecimiento cultural y expansión política de principios del siglo XVIII que
tuvo el país bajo el control de los Habsburgo, que llegaron a convertir al
Imperio Austro-Húngaro en el más poderoso de Europa.
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